El día 5 de marzo se celebra el Día Mundial de la Eficiencia Energética. El objetivo es sensibilizar sobre la necesidad de reducir el consumo de energía y de hacer un consumo cada vez más responsable. Con la vista puesta en el 2030, España se ha fijado un objetivo de eficiencia que supere el 32,5% aprobado por la Unión Europea, a través de la ejecución del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030.
En esta tarea tan ambiciosa como global, es imprescindible lograr la eficiencia energética de un parque de viviendas tan envejecido como es el español. De hecho, se estima que el 93% de las viviendas se construyeron antes de la entrada en vigor del primer CTE (2006).
Aislamiento térmico para lograr la eficiencia energética de las viviendas
Actuar sobre la envolvente térmica es una de las mejores medidas para solventar las pérdidas de energía y reducir así el consumo. La realidad es que cerca del 30% de las pérdidas energéticas se producen a través de las fachadas. Así, si la fecha de construcción está entre 1980 y 2010 lo más probable es que la fachada sea de doble hoja con cámara de aire y con un aislamiento insuficiente. Pero actuar sobre este tipo de fachada es sencillo y se pueden reducir hasta en un 80% las pérdidas energéticas.
Pero a este porcentaje de pérdida energética de la fachada hay que sumar otro 30% por las cubiertas y un 20% a través de puertas y ventanas, además de las que provoquen las infiltraciones de aire. Si tenemos en cuenta que cerca de la mitad del consumo energético en los hogares se destina a la calefacción, el ahorro tanto en energía como en emisiones gracias al aislamiento térmico pueden ser muy importantes.
El aislamiento térmico, una inversión muy rentable
La eficiencia energética no solo tiene que ver con el ahorro, también con el confort y con la calidad de vida. Así, con el aislamiento térmico se elimina el efecto de pared fría, desaparecen condensaciones, mohos e infiltraciones de aire. Además, suma en la mejora del aislamiento acústico y revaloriza la vivienda.
Hay varios sistemas que se pueden instalar para mejorar la eficiencia energética de las edificaciones, según sus particularidades:
- Aislamiento térmico exterior (por ejemplo, SATE). Es el más efectivo y requiere mayor inversión. Consta de un revestimiento de planchas de aislamiento de EPS, XPS o Lana Mineral, con una capa de cemento armado para acabado y protección exterior.
- Aislamiento térmico de las paredes interiores. Obliga a sacrificar algo de espacio habitable y produce molestias a los usuarios durante la instalación, pero se adapta a múltiples necesidades. Es el caso de los trasdosados de placa de yeso laminado con aislamiento térmico, o los aislamientos proyectados.
- Aislamiento insuflado. Se trata de rellenar de aislamiento térmico la cámara de aire con la que cuentan casi todas las fachadas de las viviendas construidas entre 1980 y 2007. Es una opción sencilla, rápida y asequible, con resultados desde el primer momento y pocas molestias durante la instalación. Se suelen usar perlas de EPS, lana mineral, celulosa o poliuretano.
En todos los casos, contar con un instalador profesional es clave para lograr una instalación exitosa que además cumpla con las prestaciones esperadas.
Cómo calcular el ROI del aislamiento térmico
Si bien una actuación de aislamiento puede suponer un desembolso relevante, es una inversión que se recupera en pocos años gracias a la reducción de la factura energética.
En AISLA hemos desarrollado una aplicación para calcular cuánto se tarda en recuperar la inversión que supone la mejora de la eficiencia energética a través del relleno de la cámara de aire. La hemos actualizado y basta introducir los datos de partida y la actuación que se desea realizar para saber cuál es el comportamiento térmico de la fachada antes y después de la instalación, el porcentaje de mejora, el ahorro obtenido y los años que se tardará en recuperar la inversión.
Sin duda, en la labor de mejorar la eficiencia energética, el instalador de aislamiento profesional tiene un papel protagonista. Es imprescindible también el compromiso de las administraciones para activar un sector que es una importante fuente de actividad y de empleo de calidad.