Aislamientos sostenibles: dos términos de moda que juntos se amplifican. Antes de entrar en detalle, conviene saber qué entendemos por “sostenibilidad” en la edificación.
¿Qué es la sostenibilidad?
Como primer acercamiento, podemos mencionar los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU para 2030. Estos 17 objetivos persiguen la sostenibilidad luchando contra la pobreza, mejorando la calidad de vida de las personas y protegiendo el planeta.
En ocasiones se consideran sostenibles actuaciones en la edificación que no cumplen todos los requisitos para ser considerados “edificios sostenibles”, como un edificio de espejos, que se funde con el entorno pero pagando un alto precio ambiental, un edificio “verde”, pero solo en su color, o una construcción realizada con productos naturales no industriales, pero con una baja habitabilidad. Estos son tres ejemplos dudosamente sostenibles.
Quizás la definición más aceptada de sostenibilidad sea “satisfacer necesidades presentes sin comprometer necesidades futuras”. Es decir, buscar el equilibrio entre beneficios ambientales, beneficios sociales y beneficios económicos.
El aislamiento térmico sin duda se sitúa en el centro de estos tres beneficios:
- Ambiental: El aislamiento térmico reduce el consumo de energía y, por tanto, las emisiones.
- Social: El aislamiento térmico mejora la calidad de vida y la salud de las personas.
- Económico: Todo lo anterior se consigue de la forma más eficaz económicamente.
¿Qué son los aislamientos ecológicos?
Si buscamos “aislamientos ecológicos” en Internet, nos encontramos con productos de aislamiento térmico fabricados a partir de materias primas de origen animal o vegetal, como por ejemplo corcho, celulosa, fibra de madera, algodón, cáñamo o lino, lana, paja, fibras de coco, plumas de ave, cáscara de cereales…
En cambio, los productos de aislamiento presentes en el mercado, los que se utilizan habitualmente, son de poliestireno, lana mineral, poliuretano, espuma elastomérica, espuma fenólica, vidrio celular, etc.
Entonces, ¿Qué ocurre? ¿Acaso los aislamientos que se utilizan habitualmente no pueden ser considerados aislamientos sostenibles?
¿Es sostenible tirar plástico al mar?
Todos coincidiremos en que echar plástico al mar en ningún caso se puede considerar sostenible… ¿o sí?
Cuando ese plástico es parte de una barrera de contención de un gran vertido contaminante, arrojar ese plástico es lo más ecológico que podemos hacer en ese momento.
Pues precisamente eso es un aislamiento térmico: un producto cuyo objetivo es reducir el consumo de energía en un sector sumidero como es la edificación.
Todo aislamiento térmico tiene una “mochila” ambiental en forma de emisiones de CO2, consumo de energía, agua o generación de residuos, pero su beneficio en la fase de uso supera con creces ese impacto ambiental negativo producido durante su fabricación, transporte, instalación y desecho.
De hecho, la relación media del aislamiento térmico en impacto ambiental positivo frente a impacto ambiental negativo es de 100 a 1.
Declaración ambiental de producto
La fabricación, distribución e instalación de cualquier producto de aislamiento requiere energía, agua, productos de embalaje, etc. y genera residuos tanto en la fabricación y la instalación como al final de su vida útil. Para conocer el impacto ambiental de cada producto de aislamiento podemos consultar la Declaración Ambiental de Producto (DAP). Deberá estar realizada según la Norma UNE-EN 15804: Sostenibilidad en la construcción. Declaraciones ambientales de producto. Reglas de categoría de producto básicas para productos de construcción.
El problema es que, a pesar de esta norma, se hace difícil interpretar DAP de diferentes familias de producto por la dispersión de los resultados, debido a la cantidad de valores por defecto que hay que suponer, la unidad funcional de cada producto, las diferencias entre las distintas etapas y procesos de fabricación, diferencias entre la vida útil de referencia y la disparidad de los indicadores que se calculan.
En cualquier caso, se trata del “1” en la proporción comentada de 100:1
Impacto ambiental en la fase de uso
Tampoco es fácil medir el impacto ambiental positivo del aislamiento durante la fase de uso en el edificio, aunque ya sabemos que su orden de magnitud es de unas 100 veces mayor que el impacto negativo en la fase de fabricación, transporte, instalación, mantenimiento y desecho.
Hay varios métodos para calcular el consumo de un edificio durante su vida útil. La herramienta oficial en España es HULC, la Herramienta Unificada Líder Cálener, pero además de esta herramienta hay otros estándares más exigentes como el Passivhaus, y otros sellos que certifican características concretas como el WELL, LEED, BREAM o VERDE. Por último, hay un nuevo sistema europeo de clasificación de edificios según su sostenibilidad, LEVELs, gratuito y abierto, que está llamado a convertirse en el estándar en toda Europa.
Entonces, ¿qué son los aislamientos sostenibles?
Teniendo en cuenta que para saber si estamos ante aislamientos sostenibles hay que prestar atención principalmente a la fase de uso, los factores más relevantes para garantizar la sostenibilidad son los siguientes:
Disponibilidad suficiente: Es importante que los aislamientos sostenibles se encuentren en cantidad suficiente para satisfacer la demanda de aislamiento de los futuros edificios eficientes, más aislados que los actuales, y para dar respuesta también a la creciente demanda de rehabilitación energética.
Alta durabilidad: El aislamiento rara vez se sustituye o repara, por tanto debe mantener sus prestaciones a lo largo de toda la vida útil del edificio. Es decir, los aislamientos sostenibles deben mantener sus características térmicas, no deben sufrir condensaciones, tienen que ser resistentes a la humedad, deben mantener un mínimo de estabilidad dimensional y deben ser inertes al paso del tiempo. Y todo ello, sin precisar mantenimiento.
Madurez técnica: Hemos de saber hoy qué pasará con los aislamientos sostenibles dentro de 50 años. Por eso es importante elegir productos maduros, ensayados, con una trayectoria dilatada y el respaldo de los respectivos fabricantes.
Correcta instalación: Y, por último, pero no por ello menos importante, la correcta instalación lo es todo en los aislamientos sostenibles: garantiza las prestaciones iniciales y la durabilidad de las soluciones, el cumplimiento de la prescripción del proyecto, el control en obra y minimiza los residuos generados durante la instalación.
En resumen
Todos los materiales aislantes generan un impacto negativo sobre el medioambiente en el proceso de fabricación, embalaje, transporte, instalación y deshecho, y un impacto positivo en su fase de uso. Es importante buscar aislamientos con un bajo impacto negativo pero, sobre todo, hay que maximizar y optimizar el impacto positivo de la fase de uso, que es 100 veces mayor.
Por lo tanto, para optimizar la sostenibilidad del aislamiento hay que utilizar buenos productos, y asegurar una buena instalación, profesional, que garantice el cumplimiento de las prestaciones de diseño a lo largo de toda la vida útil del edificio.